viernes, 1 de enero de 2010

Érase una vez...Praga

Érase una vez...una ciudad de cuento, ciudad de la Europa imperial. Praga, capital de la República Checa, ciudad majestuosa. También conocida como la ciudad de las cien torres. En esta ciudad todo esta cuidado al detalle, todo decorado y conservado con sumo cariño. Calles empedradas, barrios con casas pequeñas...era la ciudad de nuestra protagonista: la pequeña Amanda.


Amanda había salido a dar una vuelta, aunque apenas tenía 10 años era una chica muy despierta. Estaba cruzando por el puente de Carlos, que unía las dos Pragas cortadas por el río Moldava. Este puente siempre le fascinaba. Estaba lleno de gente, de ambiente, de transeúntes, de vida. Lo que más le gustaba era la cantidad de artistas distribuidos a lo largo del puente que con música y cantos amenizaban el paseo a los tranquilos viandantes.



Siguió andando y llegó al museo Nacional de Praga que según contaba su profesor, fue fundado en 1818 y se había consagrado como el museo más antiguo y famoso de la República Checa. Este museo se encontraba en la bella plaza de San Wenceslao (el pato de Amanda debía su nombre a esta plaza).
La niña pasó también frente al gran café de Praga donde se tomaban magníficos cafés y algo caros según había oído decir a su padre. Pero este no era el único lugar donde podían reunirse ‘los mayores’. Amanda conocía aquellos recintos donde los turistas y los habitantes de su ciudad se reunían para beber cerveza negra. Una cerveza exquisita, pero poco apreciada por el paladar de la niña. ¡que asco! Pensaba siempre que veía a alguien beberla.
Con estos pensamientos la niña llegó a la plaza de la Ciudad Vieja, esta plaza tenía muchos puestos de madera donde se vendían toda clase de productos artesanales. Vio un tiovivo también de este material, le apetecía subir pero no llevaba dinero.
Se sintió triste, pero poco le duró su pena cuando empezó a escuchar la melodía del reloj de la Torre del reloj astronómico, en el edificio de la ciudad Vieja, en la misma plaza donde se encontraba. Era uno de los relojes más famosos de Europa, que databa de la época medieval. Era un reloj que maravillaba no solo por su belleza, sino por su singularidad, una esfera con los símbolos del zodiaco, se superpone a otra que indica la posición y el movimiento de los cuerpos celestes con relación a Praga, y otras muchas funciones que la niña no era capaz de entender. Tenía suerte, eran las cinco en punto y el reloj, como cada hora, indicaba a los habitantes en que momento del día se encontraban. Junto a la melodía aparecían personajes de la esfera: los apóstoles, la muerte, San Pedro...un espectáculo que la niña siempre admiraba aunque se lo supiese de memoria. El último sonido le hizo recordar que llegaba tarde a casa.



Amanda empezó a correr de vuelta a casa. Atropelladamente se cruzó con personas, coches, llegaba tarde una vez más y sus padres le reñirían. Oía frases sueltas cuando se cruzaba con la gente: “armario empotrado”, “no se que hacer para comer”, “Karlovy Vary”... ¿Karlovy Vary? ¿de que le sonaba ese nombre? ¡ah si! Recordó. Era una población cercana a Praga que antiguamente gozaba de mucha fama porque allí pasaban su tiempo de ocio y recreo los reyes y gente de un alto status a bañarse, charlar... Nunca había estado, pero conocía que allí habían unas fuentes termales magníficas que los turistas actualmente podían visitar. Se podía beber de ellas, cada una a una temperatura diferente, decían que eran fuentes curativas, y también se podían tomar baños. Actualmente estas fuentes estaban rodeadas de hoteles muy lujosos.


La niña por fin llegó a casa.
-Amanda ¡llegas tarde! Nos perderemos el teatro de sombras. (como es un cuento la niña no fue castigada)
El teatro de sombras era uno de los más típicos y famosos de Praga. Con un fondo negro, y los artistas vestidos del mismo color, se representan escenas magníficas. Los decorados y personajes parecen flotar, las figuras cambian constantemente. La magia está servida.
La niña se quedó dormida. Había sido un día muy agotador.





OTROS LUGARES PARA VISITAR:
-El homenaje a Mozart, una escultura de bronce que representa a un hombre sentado con una capa, alicaído. Es una figura un poco tétrica.
-Escultura homenaje a Karl Marx
-Palacio Real de Praga que desde el siglo XI era sede de príncipes y reyes.
-La Calzada Real, una de las calles más importantes y visitadas. Con un suelo empedrado, la calle está llena de casas típicas.
-Catedral de San Vito.
-Iglesia de San Nicolas.
-Casa Rott.
-Castillo de Praga.
- La Casa Municipal, que equivaldría a nuestro ayuntamiento.

6 comentarios:

  1. No recomiendo beber de todas la fuentes termales, de algunas el agua es caliente, en otras el agua tiene sabor, ... no es muy apetitoso. Sin embargo recuerdo unas tortas dulces rellenas de vainilla o chocolate típicas de Karlovy Vary que merecen su degustación. ¡Buen cuento!

    mariposa :)

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  2. yo estuve en Viena y algunas de las cosas que cuentas son parecidas!
    también era una ciudad de cuento!!!
    el teatro de las sombras tiene buena pinta...me hubiese gustado verlo!

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  3. no os preocupeis que de Viena ya habra tiempo para hablar también!

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  4. cada vez que leo algo de aqui me dan ganas de ir, me la apunto en mi lista!

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  5. Buahh hacia mucho que entraba a darme una vuelta por aquí.

    Una buena forma de empezar el año ehh, me ha encantado el enfoque que le habeis dado hoy.

    Amanda eres una artista =)
    Yo también quiero vivir cuentos como los tuyos jejeje

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  6. Hey!
    Normalmente cuando comento escribo chorradas, bajo mi nombre o mi pseudónimo; pero hoy felicito a Amanda por la actualización. Un artículo muy bien escrito, muy atrayente y muy original. Estupendo.

    P.D.: ¿¿"armario empotrado"?? xD ...que gente más carpintera...

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