miércoles, 8 de septiembre de 2010

Interrail, Interrail...¡ah no! me he equivocado, era monorail

Últimamente está muy de moda el fenómeno Interrail, obviamente yo no iba a ser menos y me embarqué en esta aventura con mis amigas. En cuanto empiezas el viaje tienes la sensación de que participas en una gran ginkana en la que las carreras, las pistas, los compañeros y los diferentes paisajes forman parte de tu vida. Reconocerás a sus participantes porque van cargados con una pesada mochila -makuto para los expertos-, por su estilo a lo Coronel Tapioca aunque poco a poco se va convirtiendo en el look: el joven vagabundo y por su estrecha relación con el tren, su único medio de transporte. Es por ello, que duermen con la mochila abrazada -en estos momentos la mochila se convierte en un apéndice de tu cuerpo-, también recorren los vagones descalzas o con sacos de dormir como si se tratase de su propia casa y por último, se racionan la comida como se se jugasen la vida en ello.


Bea, Esther, Marta, Silvia y yo -Sandra, alias, periodista por el mundo- viajamos durante 22 días por Venecia, Viena, Budapest, Praga, Cracovia, Berlín, Amsterdam, Paris, Niza y finalmente un paso fugaz por Barcelona. Durante casi un mes visitamos 10 ciudades intensamente; tenemos un sin fin de anécdotas -algunas dicen que literalmente tenemos 1000-. Una experiencia que la recomiendo sin pensarlo dos veces.





Comenzamos siendo novatas e ingenuas, pero fuimos madurando por el camino...En la ciudad de las góndolas nos timaron con el precio del vaporetto -consejo#1: intentad pasar desapercividos para que no os cobren 6€ de viaje-, también sufrimos un problema de desorientación porque todos los italianos nos indicaban de la misma manera para llegar a la Plaza de San Marcos, daba igual en el sitio que te encontrases que siempre te iban a decir: "tuto distro, croce il ponto e sinistra", no quiero pensar cuanto tiempo invertimos en dar circulos a la plaza. En Viena comezamos a espabilarnos, así gracias a una propuesta de matrimonio y unos bailes del Waka Waka conseguimos cervezas gratis mientras veíamos el mundial de fútbol a orillas del río y con una inmensa multitud de hinchas. Aunque, a la noche siguiente, la ciudad perdió encanto al sufrir una ataque de dos desconocidos en un coche y sus infalibles armas: huevos crudos -vosotros mismos os podeis imaginar la estampa-. En Budapest, disfrutamos de nuevo de cerveza gratis, realizamos fechorías en un bar debido al inimitable baile del robot gaditano y abrimos los ojos en cuanto a los precios de los albergues...nos dimos cuenta de que teníamos que aprender a regatear. Así pues, en Praga cual amazonas logramos que nos rebajaran 4€ del precio original del albergue, allí los suecos, el Becherovka y una discoteca de cuatro pisos hicieron el resto.


Lamentablemente, no pudimos disfrutar del paisaje de nuestro próximo destino, la interminable lluvia nos impidió pasear tranquilamente por las calles de Crakovia. Aunque, gracias al temporal, pude utilizar por fin el chubasquero que mi padre siempre me obliga a llevar en los viajes, una bolsa de basura semi transparente muy poco favorecedora.

Pero bueno, ahora el hombre se siente muy orgulloso -cualquier cosa por un padre-. En la capital alemana, encontramos el santo grial de la comida, un restaurante con pasta a 3€. En estos momentos del viaje encontrar el modo de ahorrar todo lo posible es lo más importante. Allí mismo, nos fuimos de fiesta con unos amigos que también hacían el Interrail y coincidíamos allí con ellos...si, sé lo que estais pensando y es verdad, además de guapas, somos populares y cosmopolitas. Si mi muestra momentánea de egocentrismo no os ha quitado las ganas de leer, nuestra próxima parada era Amsterdam. Nos vais a llamar locas, pero ¡no! no fuimos a un coffee shop pero nos fuimos de barbacoa gratis y de fiesta con unos holandeses que conocimos, se trataba de los dependientes de la tienda de alquiler de bicis. En definitiva, no solo conseguimos bebida y comida gratis, sino que también ¡bicis! -os he dicho que fuimos espabilando por el camino-.





De la ciudad del Barrio Rojo y la marihuana nos fuimos a la ciudad del amor, Paris. Allí, yo me separé de mi grupo para visitar a mi hermana, quien nos prestaba su casa como alojamiento -consejo#2: intenta encontrar casa gratis de tus amigos o familia-. Aunque no estuve con mis amigas en este punto del viaje, pude ir a ver la exposición de YSL...sin palabras. Por último, nos fuimos a Niza, el supuesto paraiso de playa y fiesta nocturna. En cuanto a lo primero, no disfrutamos demasiado porque las piedras y los mini acantilados nos hacían difícil llegar al agua...vernos era como un espectaculo de escalada fallido, era como gritar a pleno pulmón ¡sí, soy guiri! ¿qué pasa? Y en cuanto a la fiesta nocturna, se resume en una premisa, o tienes dinero o tienes dinero, así que gracias a la hospitalidad de unos italianos pudimos estar en su casa hasta que llegase nuestro autobús para volver a casa. En este momento del viaje ya eramos unas expertas de la extorsión, incluso unos policías nos llevaron en su furgoneta antidisturbios desde el centro de la ciudad hasta nuestro albergue de las afueras.


Ya sabéis, para el año que viene reúnete con tus amigos y planea tu propio Interrail porque merece la pena. Aunque no te aconsejo esperar mucho de tus fotos, ya que después de 22 días de viaje el sueño hace sus estragos...aunque es divertido verlas con tus amigas y pensar: ¡uy, pues va a ser que no somos modelos!

miércoles, 28 de abril de 2010

Amsterdam, dique sobre el rio Amstel

Ha llovido mucho desde la última vez que escribimos sobre Roma, pero ahora que ha venido este largo periodo vacacional ha sido un gran momento para aprovechar y salir a recorrer mundo. Ya lo sabéis, ¡todo lo que haga falta por nuestro queridos lectores!


Pues bien, en mi caso, mi destino ha sido los bellos países bajos: Bruselas, La haya, Gante, Delft, Brujas...y la capital de Holanda, Amsterdam, de la que hoy vengo preparada para escribiros. Así que vamos a calentar dedos y…¡allá vamos!
Antes de hablaros de los rumores que rodean esta ciudad, -que sois todos una viciosillos y ya se por donde vais-, permitidme que os cuente un poco los lugares que se pueden ver por Amsterdam.



Es una ciudad que recuerda a los otros lugares de los países bajos: casas bajas, construidas en ladrillo en su gran mayoría porque solo tienen una montaña, y tejados muy inclinados, son como verdaderas casitas de muñecas.
La ciudad es caótica, incluso más que en Estambul. Las bicis pasean tranquilamente y sin el tranquilamente, por toda la ciudad. Si eres ciclista eres el rey, ahora bien, como seas peatón...mira bien por todas partes porque los autobuses, tranvias, coches, taxis y sobre todo las bicicletas parece que tengan un cierto empeño en acabar con tu apreciada vida. El frio no para a los ciclistas, pero los peatones mucho menos.

De hecho hay más bicis que habitantes, porque la mayoría de los ciudadanos tiene una bici vieja que es la que deja en la calle para realizar sus quehaceres diarios y luego la bicicleta de “gala”, que solo sacan a pasear los días importantes. Es el vehículo estrella de la ciudad ¡hasta existen parkings grandísimos solo para este medio de transporte!



Además, la ciudad también está repleta de canales, de ahí que se le conozca también como la Venecia del sur- aunque hay que matizar que los canales, otras cosa no, pero limpios…tampoco-.

Tenéis que visitar sin falta, porque os lo mando yo, los museos de esta ciudad. El Rijksmuseum o museo Nacional, es famoso por la cantidad de obras de Rembrandt que alberga, donde podéis encontrar cuadros tan importantes como La ronda de noche, o cuadros de Vermeer como el de La lechera a parte de exposiciones itinerantes de Gauguin.

El otro de los museos imprescindibles es el de Van Gogh, el museo que más obras recoge de este autor. Eso sí, espero que tengáis más suerte que nosotros y podáis ver el cuadro de La habitación porque cuando fuimos estaban restaurándolo, para que luego digan que no soy gafe…



Y para los más amantes de la cerveza tenéis que visitar Heineken Brouwer’j, el museo de la cerveza Heineken, donde por 15 euros te adentras en el paraíso de esta apreciada bebida. A parte de mostrarte como se hacía la cerveza, puedes pasar un rato muy agradable con toda la tecnología y juegos del interior y sobre todo con la degustación del final.

Y bueno ya que nos hemos metido en el tema de la perdición hablemos, de los famosos Coffe shops (no os confundáis porque en los Koffe con ‘k’ solo venden cafés y eso no nos interesa) allí la carta te muestra las diferentes drogas blandas, eso sí, está completamente prohibido fumar tabaco y bebidas alcohólicas ¡a ver que os habíais pensado, porros sí, pero tabaco no que molesta el humo jeje!

Otras de las curiosidades de Ámsterdam es el conocido Barrio Rojo, donde en los escaparates hay prostitutas que invitan a los transeúntes a pasar un buen rato. Las luces rojas que se encuentran arriba de las cabinas de estas chicas llaman la atención, pero aún la llama más el hecho de que este barrio este situado entre la iglesia protestante y la católica. En fin…paradojas de la vida ¿no?

La casa de Ana Frank es otro de los lugares fantásticos. Puedes ver la casa donde se escondió durante dos años antes de morir en el campo de concentración, además de conocer documentos y objetos de la casa, y declaraciones de familiares y amigos.



En cuanto a la comida…preparaos para comer patatas, patatas y más patatas, ah bueno y patatas, que se me olvidaba, y bueno eso lo combinan con algo de arenque que es un pescado muy común por esos lindes y con otra bebida muy típica de allí: la ginebra.

En definitiva, Amsterdam es una ciudad muy liberal con prostitución, drogas blandas, cerveza…pero al mismo tiempo un lugar idílico para disfrutar de la cultura.




LUGARES RECOMENDADOS PARA VISITAR


-La plaza Dam, la plaza más famosa y bonita de la ciudad, donde está el palacio real.

-El mercado de las flores, donde se pueden comprar las flores típicas de allí y el mercado de las pulgas.

-Barrio gay, un barrio donde en todos los establecimientos ondea la bandera de este colectivo.

- Parque

-Estación central, parecida al museo nacional porque fue diseñada por el mismo arquitecto.

-Torre de la llorona, conocida con este nombre porque era donde las mujeres se despedían de sus maridos antes de partir a la guerra.

- Puertos pesqueros de Marken y Volendam, típicas villas marineras, pueblecitos donde podéis aprovechar para comprar los souvenirs porque allí están más baratos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Roma

Y como lo prometido es deuda, ya estamos de vuelta ―me ha quedado una rima asonante fantástica, ¿no?―. Como os dijimos en el último post, ¡volvemos a abrir el blog Periodistas por el mundo! Ya hemos disfrutado de un largo periodo “cerrado por exámenes” y después de un mes de clases ya nos hemos acostumbrado a la rutina del segundo cuatrimestre de la universidad.

Pero como no nos leéis para conocer nuestra vida de estudiantes sino por nuestras crónicas viajeras…4, 3, 2, 1 ¡Empezamos! Como ya os dijimos, nos fuimos a Roma acompañados de un equipo de nueve intrépidos periodistas. A pesar de que había estado ya en la capital italiana, gracias a esta compañía insuperable, visité toda ciudad como si fuera la primera vez. Además, gracias a muchos de ellos pude hacerme un sin fin de las fotos “frikis” que tanto me gustan, porque ¿quién ve un cartel que pone área PEDOnale y no se hace una foto?

Sino me habéis dejado de leer por mi comentario anterior ―algo que comprendería― sigamos con la actualización romana. Todo el equipo de Periodistas por el mundo ―sé que somos solo tres, pero le da un acabado muy profesional― cada una de nosotras dará su propio punto de vista, así que cuando nos leáis, mandad un sms al 5555 con la palabra: SANDRA, AMANDA o MARÍA para saber cual os ha gustado más. ¡Por dios! Como se nota que ya no me puntua el profesor el contenido del blog


En Roma fuimos a un hostal que os recomiendo fervientemente, era la primera vez que iba a Italia y en mi habitación, ¡la ducha tenía cortina! Para los que estéis pensando en ir a Roma, os digo que se llamaba Anakin Stargate y hay que reconocer que teníamos miedo de encontrarnos a fans empedernidos de Star Wars en la recepción.

Los días que estuvimos, pudimos aprovecharlos al máximo, allí visitamos todo lo visitable y de paso cumplieron el sueño de mi vida… ¡subir a un guiri bus! Compramos un pase de dos días haciendo todos los viajes que necesitáramos y pude ir sentada en el piso de arriba del autobús saludando a la gente que paseaba por la calle. Durante este viaje pude cumplir todos mis fetiches, ¡qué cada uno piense lo que quiere!, además...lo siento, pero no podía escribir sobre Roma sin decir...que me compré un gorro precioso por 2 euros ¡increible!

Durante todo el viaje nuestra dieta sana y equilibrada se basaba en bocadillos, nocilla, pasta, pizza y helados. Pero rebajamos los quilitos de más subiendo y bajando empinadas cuestas o esquivando coches. Porque… no sé si lo sabéis, pero los italianos cuando conducen juegan a algo titulado “quien atropelle a más peatones gana”; es muy divertido y acabas adoptando los reflejos de un gato montés -no sé si este animal existe, pero no importa-.

Decidimos reservar la última noche de fiesta y nos dirigimos al Trastevere. Tras bailes, videos, fotos y charlas en la plaza, pensamos que ya era hora de ir a algún pub, pero lamentablemente, los locales ya estaban cerrados. Por fortuna, unos periodistas como nosotros disponemos de una labia inconfundible y conseguimos retener a un gran número de guiris. Así, creamos nuestro propio United Colors of Benetton de nacionalidades, parecía un secuestro masivo, pero les acabamos gustando ¿será nuestro encanto natural o el síndrome de Estocolmo?


martes, 19 de enero de 2010

Cerrado por exámenes


Nuestro blog, Periodistas por el mundo -aunque no hace falta presentaciones porque ya somos mundialmente conocidas- nació como un trabajo de clase. Nunca nos habíamos propuesto crear un blog, pero poco a poco le hemos "cogido el gustillo" a escribir aquí.
Parece que hace mucho tiempo que iniciamos nuestras actualizaciones -eramos jóvenes e inexpertas... no penséis mal- y ahora nuestra evaluación está a la vuelta de la esquina -rezad por nuestra nota, aunque obviamente, no nos hace falta-.

Si no habéis parado de leer tras nuestras alarmantes muestras de humildad, os informamos de que Periodistas por el mundo solo cerrará sus puertas temporalmente, así que secaos las lágrimas porque esto es solo un hasta pronto -que bonita y típica es esta frase-.

Como comprenderéis no podemos seguir este ritmo de actualización, porque nos gusta viajar pero también tenemos vida propia, así que... ¡tranquilos! que iremos actualizando, pero con menos frecuencia. Además, cuando acabemos la carrera y estemos en la cola del paro, tendremos tiempo de viajar y actualizar muy amenudo -no se si pilláis la indirecta, pero por si acaso matizamos: se aceptan donativos para que podamos seguir recorriendo el mundo y contándoos nuestras aventuras-.

Ya os adelantamos que proximamente escribiremos un post sobre Roma, porque como buenas expertas en la materia, hemos organizado un viaje a la capital italiana para celebrar el fin de exámenes. Como iremos con nuestros compañeros de clase dispondremos de la visión de muchos otros reporteros, no dudeis que se realiza este viaje por cuestiones laborales y que estudiaremos a fondo la fiesta nocturna italiana...que conste que lo hacemos por vosotros, ¿o no queréis una crónica detallada de la ciudad? Así que, esperad ansiosos nuestra vuelta y quién sabe...a lo mejor os torturamos con otro video.


Por ahora, os dejamos con la cabecera de Willy Fog que nos trae recuerdos de nuestras inicios con el blog:







lunes, 18 de enero de 2010

Entrevista a Amalia Margarit

Amalia Margarit es una chica rumana de 19 años que estudia Periodismo en la Universidad de Valencia. Se fue a vivir a Castellón con 9 años hasta 3º de la ESO -que cursó en EEUU-, y posteriormente regresó a Castellón, donde continuó sus estudios.
Periodistas por el mundo
no podía perderse esta oportunidad, ya que ninguna de nosotras ha visitado anteriormente Rumanía y qué mejor ocasión que esta para conocer un poco más de cerca la visión de nuestro país que tiene alguien de allí.

- ¿Cuáles fueron las razones por las que viniste a España?
No es que decidiera mucho. Se vinieron mis padres, y por tanto yo.

- ¿Vives aquí con tu familia?
Parte de mi familia está aquí, la más cercana. La parte más lejana sigue en Rumanía.

- ¿Por qué escogiste Valencia como destino?
Era la ciudad 'mediana' que más cerca quedaba de Castellón y que tenía una universidad que me interesaba.

- ¿Te costó mucho aprender el idioma o ya lo conocías?
No tardé demasiado en aprenderlo, alrededor de unos tres meses. Hay que tener en cuenta que tenía tan solo nueve años, y a esa edad los niños son como esponjas.

- ¿Te gusta Valencia?, ¿y la universidad?

Valencia me gusta, y la enseñanza que se da en la universidad también. Pero si me preguntas por la estética de la mi
sma, 'no me acaba'. Está claro que es mejorable.

- ¿Qué es lo que más te gusta de Valencia?, ¿y lo que menos?
No he acabado de investigar tanto sobre Valencia como para pronunciarme, pero de momento lo que conozco de ella me gusta. No es una ciudad ni muy grande ni muy pequeña, además es bonita, limpia...y eso me gusta. Cosas que no me gusten...todavía no hay.

- Diferencias significativas respecto a Rumanía...
En España la sociedad es, en su mayoría, de clase media. La mayor parte de la gente puede comprar lo básico, incluso un poquito más. En Rumanía hay mucho más contraste. Hay personas que no pueden comprarse lo esencial, otras que pueden permitirse lo justo y un poco más y otras personas que pueden comprarse todo lo que quieran y más. No hay uniformidad y son sociedades muy diferentes. Para explicar las diferencias entre las formas de vida aquí y allí haría falta un libro entero.


- ¿Y respecto a la gastronomía?
En Rumanía se suele comer mucho pan, aunque no estamos gordos -un milagro desde luego-. No podría establecer una diferencia clara, pero aquí parece que se coman más alimentos asados o a la brasa, como paellas, estofados...en Rumanía, en cambio, se comen más sopas y las comidas suelen ser muy elaboradas.

- ¿Qué es lo que más echas de menos?
A mis amigos, el invierno, que nieve, y vamos, ese sentimiento de 'estar en casa'.

- ¿Te gustaría volver a tu país o tienes pensado volver a vivir allí?

Estoy muy bien aquí, aunque no descarto que me vaya a otro sitio algún día. A Rumanía suelo ir en verano, aunque no siempre puedo, por razones de trabajo.

jueves, 14 de enero de 2010

De Leningrado a San Petersburgo

Y como lo prometido es más que deuda...la otra de las ciudades más importantes de Rusia ya ha llegado a Periodistas por el mundo. ¿Acaso pensabais que os íbamos a defradudar?
Sí, San Petersburgo, la antigua Leningrado, es la ciudad escogida está vez.
Como ocurre con Moscú allí todos los monumentos, las calles, los museos...son de dimensiones algo más que grandes.

Voy a dedicar buena parte de esta actualización a uno de los emblemas de la ciudad: el museo Hermitage. Es uno de los más importantes de Rusia y de los más grandes del mundo. Ocupa cinco edificios unidos (el Palacio de Invierno, el Teatro de Hermitage, el Hermitage Pequeño, el Hermitage Viejo y el Nuevo Hermitage). Como habréis imaginado es casi tan grande como mi palacio de verano (¿no cuela verdad?). Bien, pues en él se recogen más de dos millones y medio de objetos culturales. Empezó después de que Catalina II recibiese 225 cuadros de un comerciante berlinés por el pago de unas deudas. Y Catalina, no contenta con esos primeros cuadros (normal, yo tampoco me hubiese conformado) decidió comprar muchos muchos más.
Para los amantes del arte es el lugar idóneo para contemplar las obras durante horas y horas. El edificio arquitectónico ya es digno de admirar por si mismo, y las esculturas, los motivos decorativo y sobre todo los cuadros, son verdaderas joyas. En el Hermitage se pueden ver obras de autores españoles como El Greco, Velázquez, Murillo y Goya. Así como obras de los pintores flamencos y holandeses del siglo XVII, la colección del arte francés de los siglos XV al XVIII o la colección de pinturas del impresionismo y el post-impresionismo francés.

Para una persona que ha disfrutado con las clases de historia del arte que nos daba nuestro querido profesor Enric Payá ver cuadros como la Danza de Matisse (como podéis ver en la foto, ese manchurrón de la derecha soy yo haciendo como que pintaba, pero ¿que conseguí? que me cayera la bronca de la mujer que cuidaba la sala y encima no salir en la foto. Ays...) Bueno, u otros cuadros como Mujeres de Arles, de Vincent Van Gogh o incluso podías “ver” Madonna Litta de Leonardo Da Vinci. Lo escribo con comillas porque ver lo que se dice ver... Cuando llegabas a la sala había un cúmulo de personas alrededor del cuadro (y siempre está el típico con ese poder de deducción innato que te comenta: uyss ahí debe haber un cuadro muy importante. ¡Vaya un listo!). Pues bien, después de superar la masa de gente (eso ya depende de la gracia de cada uno, yo como soy delgadita y tengo los codos afilados (herencia paterna) no me suele costar mucho)consigues ver una esquina y cuando te apoderas casi de la primera fila descubres que el cuadro está recubierto de un sistema reforzado con un cristal que es de todo menos poco recargado y seguro.

Pero no solo el Hermitage es magnifico, otra de las maravillas de esta ciudad son sus teatros. Nosotros fuimos a ver El lago de los cisnes, y la verdad es que sales algo deprimida, porque después de observar las figuras que hacen, las escenas, las puntas de pies...te das cuenta de lo patosa que eres.
Si te toca de las última filas te obsequian con unos prismáticos, cada cual es libre de darles el uso que prefiera. Unos lo utilizábamos para ver la fantástica obra y otras (no diré nombres) para observar los paquetes de los bailarines con esas mallitas tan prietas.

Pero por las calles también se disfruta de cosas interesantes. Una de ellas es el Acorazado Aurora, un barco situado en el agua que actualmente es un museo y que simboliza la revolución rusa, pues fue desde donde se dio la señal del inicio de la revolución bolchevique. Otro entretenimiento son los puentes levadizos, un espectáculo muy bonito que se puede ver por las noches: se van levantando los puentes para que puedan pasar los barcos más grandes. Se aprecia entonces una bella imagen: el puerte se parte por la mitad y se alza con sus farolas, su cablado...para que puedan circular los barcos.
Otro de los monumentos es el famoso jinete de bronce uno de los símbolos más característicos de la ciudad que representa al fundador de San Petersburgo, Pedro I.
Pero si lo que quereis es pasar un buen rato... acudid al palacio de verano del zar Pedro I. En sus magníficos y por supuesto gigantescos jardines hay fuentes de todos los tipos: en forma de paraguas, iluminadas...muchas de ellas no las ves y te mojan de repente. Es un lugar muy divertido (aunque deja de serlo cuando hace mucho frío, y teniendo en cuenta que fuimos en verano, no se exactamente cuando las podrán usar como entretenimiento). Así que id con muchos ojos, no solo para evitar que te mojen las fuentes sino porque es divertido ver como se mojan también los guiris con sus chanclas y calcetines.



OTROS LUGARES DE INTERÉS PARA VISITAR:
- Catedral Smolny, de estilo barroco, en la orilla del rio Neva.
- Iglesia de la Resurrección de Jesucristo, una de las catedrales más hermosas de esta ciudad. Es parecida a la catedral se San Basilio de Moscú (en la plaza roja).
- Fortaleza de San pedro y San Pablo, la primera construcción de la ciudad.
- La catedral de San Isaac es la cuarta catedral más grande del mundo. si teneis la oportunidad subid hasta la cúpula
- La avenida Nevsky, la calle principal de San Petersburgo donde se encuentra los lugares comerciales y financieros más importantes.
- El Almirantazgo, torre de estilo clásico, de 72 metros. En la parte superior está ocupada por la escultura de un barquero, uno de los símbolos de la ciudad.

martes, 12 de enero de 2010

Remando, remando llegué a Oxford

Una de las universidades más aclamadas en Europa es Oxford, uno de esos nombres que aparecen con frecuencia en las películas. Siempre aparece el típico estudiante rubito con una sudadera de Oxford y unos músculos dignos de un Action Man. Son las universidades que a no ser que dispongas de una gran suma de dinero y puedas donar una nueva biblioteca, no conseguirás nunca plaza allí. Como yo no soy muy lista, fui hasta allí con unos amigos para morirme de envidia.

Dormíamos en el mismo campus, grandes parcelas de césped, estudiantes cargados de libros y otros hacían footing por la zona. No tuvimos suerte de vivir en primera persona una de sus fiestas universitarias, pero montamos nuestra propia celebración privada. Ya sabéis, que mejor remedio para la envidia que demostrarles de que somos capaces. Así, eclipsados por nuestra vitalidad elegirán nuestro país de destino en el Erasmus y podremos jugar con los Action Man…tendré que mirar el lado bueno, ¿no?

Dormíamos en habitaciones dobles o individuales con todas las comodidades necesarias. La única pega es que no había ascensor y tuvimos que arrastrar, en mi caso literalmente porque en el viaje rompí las ruedas de mi maleta de 25 kilos, durante varios pisos. Después, nos guiaron por el campus y los alrededores de Oxford. La universidad era tan grande como una iglesia, obviamente yo no dispongo de buenas fotos pero las que vuestro amigo Google os puede facilitar son maravillosas. Siento que no pueda proporcionar instantáneas de Oxford University desde arriba, pero, como siempre digo ¡tranquilos! Periodistas por el mundo está tramitando conseguir un helicóptero de la empresa para los próximos viajes ¿hay algún fotógrafo entre los presentes?

En cuanto acabamos la visita, nos llevaron a realizar la actividad típica de sus estudiantes: el remo. Allí que nos fuimos, todos mis compañeros, desprendíamos la habitual competitividad entre Cambridge y Oxford. Yo en mi vida había hecho algo parecido en grupo, solo he hecho dos veces piragüismo y esto no se parecía. Mi equipo, formado por cuatro valientes remeras y su capitán, nos embarcamos en la aventura. Nos metimos tanto en el papel que nos dibujamos dos rallas en cada mejilla al estilo de Rambo ―aunque yo más parecía un gato― y gritamos nuestro himno de guerra: ¡DESTRUCCIÓN! Como cabía esperar no destruimos nada y ni siquiera ganamos la carrera, pero disfruté muchísimo de la oportunidad; aunque mis amigos conociendo la enfermedad que padezco ―soy una patosa crónica, dicen que es muy grave y no sé si existe la cura…― no me dejaron casi manejar la barca.

Tras la competición, perder un remo, una zapatilla, muchos chapuzones y risas después; fuimos todos a la tienda de souvenirs. Que casualidad que la única salida posible era atravesar esa tienda para ir hacia tu casita, no son tontos estos ingleses. Así que la pequeña cabaña de recuerdos se llenó de un tumulto de jóvenes mojados comprando llaveros para su familia. No lo dudéis, todos nos compramos la sudadera de Oxford, yo pensaba comprarme una falsa que nadie nota la diferencia pero, a mi sorpresa no era tan cara la verdadera ―después de este momento publicitario espero que Oxford University & company me envíen más a casa―.

Esa misma noche, cansados de nuestro duro esfuerzo, ¿qué ocurre? Mirar como tus compañeros hacen todo el trabajo es agotador. Nos dimos una vuelta por la ciudad universitaria, os recomiendo hacer dos cosas allí: pasear sus calles grises en busca de un agradable pub y cuando os hayan echado como a nosotros, buscad una zona verde para hablar y hacer la croqueta. No hace falta decirlo pero…esa carrera, sí que la gane.