Pero como no nos leéis para conocer nuestra vida de estudiantes sino por nuestras crónicas viajeras…4, 3, 2, 1 ¡Empezamos! Como ya os dijimos, nos fuimos a Roma acompañados de un equipo de nueve intrépidos periodistas. A pesar de que había estado ya en la capital italiana, gracias a esta compañía insuperable, visité toda ciudad como si fuera la primera vez. Además, gracias a muchos de ellos pude hacerme un sin fin de las fotos “frikis” que tanto me gustan, porque ¿quién ve un cartel que pone área PEDOnale y no se hace una foto?
Sino me habéis dejado de leer por mi comentario anterior ―algo que comprendería― sigamos con la actualización romana. Todo el equipo de Periodistas por el mundo ―sé que somos solo tres, pero le da un acabado muy profesional― cada una de nosotras dará su propio punto de vista, así que cuando nos leáis, mandad un sms al 5555 con la palabra: SANDRA, AMANDA o MARÍA para saber cual os ha gustado más. ¡Por dios! Como se nota que ya no me puntua el profesor el contenido del blog…
Sino me habéis dejado de leer por mi comentario anterior ―algo que comprendería― sigamos con la actualización romana. Todo el equipo de Periodistas por el mundo ―sé que somos solo tres, pero le da un acabado muy profesional― cada una de nosotras dará su propio punto de vista, así que cuando nos leáis, mandad un sms al 5555 con la palabra: SANDRA, AMANDA o MARÍA para saber cual os ha gustado más. ¡Por dios! Como se nota que ya no me puntua el profesor el contenido del blog…
En Roma fuimos a un hostal que os recomiendo fervientemente, era la primera vez que iba a Italia y en mi habitación, ¡la ducha tenía cortina! Para los que estéis pensando en ir a Roma, os digo que se llamaba Anakin Stargate y hay que reconocer que teníamos miedo de encontrarnos a fans empedernidos de Star Wars en la recepción.
Durante todo el viaje nuestra dieta sana y equilibrada se basaba en bocadillos, nocilla, pasta, pizza y helados. Pero rebajamos los quilitos de más subiendo y bajando empinadas cuestas o esquivando coches. Porque… no sé si lo sabéis, pero los italianos cuando conducen juegan a algo titulado “quien atropelle a más peatones gana”; es muy divertido y acabas adoptando los reflejos de un gato montés -no sé si este animal existe, pero no importa-.
Decidimos reservar la última noche de fiesta y nos dirigimos al Trastevere. Tras bailes, videos, fotos y charlas en la plaza, pensamos que ya era hora de ir a algún pub, pero lamentablemente, los locales ya estaban cerrados. Por fortuna, unos periodistas como nosotros disponemos de una labia inconfundible y conseguimos retener a un gran número de guiris. Así, creamos nuestro propio United Colors of Benetton de nacionalidades, parecía un secuestro masivo, pero les acabamos gustando ¿será nuestro encanto natural o el síndrome de Estocolmo?